Reseña “El último hombre”
El último hombre es una película de época dirigida por F.W. Murnau, la cual retrata la problemática de la discriminación, en este caso con una persona de la tercera edad caracterizada por Emil Jannings, quien a partir de su situación laboral ostenta una condición social apreciable en su entorno, el protagonista cumple la labor de portero en el hotel Atlantic ostenta un uniforme el cual le regala una investidura casi militar tanto en su trabajo como en el vecindario.
Este portero con semblante bonachón y mostacho prominente, se muestra como alguien ejemplar en su comunidad siendo notoriamente apreciado no solamente por sus compañeros de labor sino también por las personas del sector donde vive, en la escena en la cual auxilia a un niño deja ver su parte más sensible al igual que en la escena donde comparte con su hija previo a que ella se casa.
El administrador del Atlantic hombre joven y delgado aprovecha una aparente irregularidad en el proceder del anciano para reemplazarle por un hombre más joven y fuerte, hasta este momento la película de naturaleza muda había estado acompañada de una música sosegada y cándida, pero la secuencia emocional se ve afectada y es cuando la musicalización entra a ser un sustento poderoso para lograr apoyar el drama sistemático que comienza a vivir el protagonista, él, dueño de una destacable calidad en la caracterización lleva su actuación a tener cercanía con gestos estridentes, fruto de la ausencia de la palabra, es bueno tener una versatilidad facial y un apoyo musical importante en procura de atrapar al espectador, cuanto más cuando para la época presumo la mayoría de las cosas son expeditivas, todo era una aventura sin mayor precedente.
El sustento tanto del teatro como de la fotografía están latentes en esta película y es relevante mencionar que los movimientos de las cámaras para la época tuvieron que ser complicados toda vez que estás pesaban mucho en ese tiempo, también es importante reconocer la creatividad que acompañó a los realizadores, pues los efectos para escenificar tanto el ambiente de sueño como de delirio de borracho debió demandar creatividad en virtud de los recursos vigentes a esa fecha.
También se puede observar que la naturaleza descriptiva de ésta película obedece a una tendencia conocida como el expresionismo alemán y se evidencia que algunos comportamientos sociales prevalecen como es el caso del chisme que, aunque ridiculizado, no dista de los patrones actuales de la murmuración en las diferentes esferas de la sociedad, trayendo consigo los mismos efectos que se pueden ver en la película, es decir, hasta dónde puede llegar un grupo de personas con el ánimo de acabar de manera coordinada a otra persona, simple y llanamente porque, cómo citó Charles Chaplin “Ríe y todos reirán contigo, llora y todos te darán la espalda”.
Desde entonces ya se veía una columna vertebral para la narrativa en los medios visuales, es decir, la curva del drama que se expone en ésta película es la misma que se puede ver en la mayoría de producciones en la actualidad, introducción, con el ánimo de contextualizar al espectador, desarrollo para escenificar el dilema central de la obra, y desenlace, con el propósito de concluir y reforzar las sensaciones de la obra en el espectador.
Al ver la relación entre el hombre y su uniforme y entender la investidura no solamente física sino mental que le otorgaba, queda una pregunta, cuál es el uniforme de cada uno de nosotros, cómo nos permite vernos, cómo creemos que nos ven y hasta dónde nos brinda un posicionamiento social, pero en que momento se convierte en ancla y bloquea el andar.
La película muestra los paradigmas de orden social e individual que existen o pueden surgir e invita tácitamente a la reflexión...cuál es mi investidura.
Alejandro Forero Cuéllar.
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