lunes, 27 de mayo de 2013

Reseña “El hombre de la cámara”.

Reseña “El hombre de la cámara” 

Es una producción de Dziga Vértov precursor del género documental el cual a partir de una rapsodia de imágenes no pretende otra cosa que ilustrar las condiciones de vida para finales de los años 20 del siglo pasado, es de anotar los diferentes recursos mecánicos que utiliza para expresar algunas cosas cotidianas, por ejemplo, la secuencial apertura y cierre de la persiana conjugada con la reiterada toma de unos ojos, promoviendo en el espectador la percepción de parpadeo, también el enlace entre el funcionamiento del ojo y el símil visual que se hace con el lente de la cámara fotográfica. 

La imagen más impactante es el momento exacto del alumbramiento de un bebé, acto el cual es impactante en sí, cuanto más la inclusión del evento en la cinta para el año 1929, año de creación de la película. 

La musicalización juega un papel relevante en este trabajo pues otorga cadencia para promover un ambiente sosegado y placido en buena parte del documental o celeridad para generar la sensación de velocidad y por momentos fatiga o vértigo en la curva narrativa. 

Los aspectos arquitectónicos tales como el interior de bodegas y hospitales, las lámparas, las dilataciones pronunciadas en las fachadas de las construcciones, las solapas de las ventanas y puertas arqueadas circularmente transportan emotiva y sensacionalmente al espectador. 

La secuencia donde se sugiere el paralelo en los procesos de producción entre la tabacalera y la floreciente industria de las telecomunicaciones más allá de mostrar el proceso como tal, lo que permite ver son las condiciones laborales de las personas de la época y la inherente actividad del ser humano a partir del siglo veinte, conectar. 

El vestuario ancho y pesado presume unas condiciones térmicas de extremo frío, por ello es doblemente impactante ver a personas durmiendo en la calle en esas condiciones, ver una sonrisa espontánea en blanco y negro no es habitual y en ésta se aprecia a un joven obrero al cual despiertan y sonríe. 

La perpetuada imagen de la desnudez del torso de una mujer no dejará de impactar jamás, lo que resulta complicado dimensionar es el impacto de los espectadores de aquel tiempo, tanto como el impacto actual al ver las condiciones de higiene narradas en la película. 

Es, en pocas palabras un viaje en el tiempo y un despertar a la admiración en cuanto al desarrollo técnico, tecnológico e industrial del ser humano en menos de cien años, es casi increíble ver que ahora casi todo se hace de manera digital fruto de un análogo de lo mecánico o manual, tal vez este sea el mayor valor esencial de "El hombre de la cámara", perpetuar y referenciar el entorno socio-antropológico de la alborada de los medios audiovisuales. 

 ALEJANDRO FORERO CUÉLLAR. 

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