Reseña "El ladrón de bicicletas".
Es una película italiana dirigida por Vittorio de Sica, el guión estuvo a cargo de Suso Cecchi D´Amico y Cesare Zavattini, la producción es fruto de una adaptación de la novela Ladri di Biciclette de Luigi Bartolini.
La secuencia narrativa de la película es muy bondadosa con el espectador, el manejo de la cámara, la definición del blanco y negro, los escenarios escogidos ofrecen una historia atractiva y fácil de digerir.
Gran parte de la película es narrada en exteriores y eso le aporta una transitoriedad de sensación muy buena, de esta manera la ambientación escena tras escena no recae única y exclusivamente en la música y/o los efectos sonoros, la naturaleza dramática del relato sumada a la desalmada sensación de una ciudad indiferente refuerza el momento crítico por el que pasa el protagonista.
Se entiende que el contexto social de la película es de post guerra y en consecuencia las condiciones sociales no son las mejores, se evidencia el notorio deterioro de los servicios públicos y el aspecto de las edificaciones, como también de la mayoría de las personas, en la primera escena se puede evidenciar, a un grupo de personas en una situación de extrema necesidad por conseguir empleo.
El protagonista logra ser tenido en cuenta para el trabajo y para ello requiere necesariamente contar con una bicicleta, infortunadamente la de él se encuentra empeñada generando el primer acoso de la película, es aquí cuando la producción logra integrar al espectador en un pequeño drama por el que la mayoría de personas han pasado y es tener que afrontar paradojas al momento de aspirar a algo, casi que matemático es el hecho que tiempo después esa situación se convierte en anécdota, en el primer día de trabajo y tras haber hecho una proyección familiar bastante provechosa de lo que iban a poder hacer con el dinero del pago, el protagonista inicia labores es aquí cuando viene una escena inolvidable y es el paseo de la cámara acompañando a los hombres, cada uno en su bicicleta escalera al hombro logran transmitir esa esperanza matutina de la clase obrera mundial que reza que con cada amanecer siempre habrá más allá de algo por hacer, algo por lo cual luchar, en ese mismo sentir el hombre llega a la zona de trabajo que le asignaron, hasta ese momento ha transcurrido buena parte de la película lo que da a pensar una pregunta con alguna desconfianza ¿y qué será la vida del Ladrón de Bicicletas?
Pues es precisamente ahí cuando el protagonista está solo subido en una escalera y el ladrón ataca y le hurta su medio de transporte, es a partir de este momento donde inicia un viacrucis con su propio José de Arimatea, es decir su hijo de aproximadamente 10 años quien en todo momento le acompaña en la búsqueda de la bicicleta, los dos caminan desde un punto de comercialización de partes de bicicleta hasta un vecindario donde aparentemente vive el delincuente, durante todo ese tiempo y todo ese trayecto viven todas las etapas de la angustia e inherente presunción, la producción logra involucrar al espectador en un drama extenso, siempre esperanzador…la interacción del público al momento donde se comienza a mostrar la seria intención del protagonista en robar la bicicleta para poder trabajar, demuestra el asentimiento, solidaridad y caridad que despiertan padre e hijo en los espectadores.
Es verdaderamente enternecedora y muy bien lograda, la historia está bien narrada, las tomas, la mayoría de ellas con unos desplazamientos novedosos para la época, es sin duda alguna una película que hay que tener en la colección.
Alejandro Forero Cuéllar.
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