Reseña “Baraka”.
Baraka es un documental filmado en 24 países, dirigida por Ron Fricke, la producción estuvo a cargo de Mark Magidson, música y sonido Lisa Gerrard, Brendan Perry, Michael Stearns, Inkuyo, John Morris y Matthew Iadarola; narra de manera visual y musical el contraste entre las culturas ancestrales y las actuales, se ven algunos rituales religiosos tanto de oriente como de occidente en los cuales se puede identificar el uso trasversal de algunos elementos que al parecer propician un ambiente espiritual, tal es el caso de riegos, sahumerios y la utilización de libros guías; la palabra también se identifica en esta primera etapa del documental en el ejercicio de estos actos de espiritualidad, es como si el imaginario de espiritualidad superior diera por revelación o presunción a las diferentes culturas del mundo el conocimiento del poder de la palabra en sus diferentes usos, bien sea en sentencias, en cantos o predicaciones.
Baraka es un documental filmado en 24 países, dirigida por Ron Fricke, la producción estuvo a cargo de Mark Magidson, música y sonido Lisa Gerrard, Brendan Perry, Michael Stearns, Inkuyo, John Morris y Matthew Iadarola; narra de manera visual y musical el contraste entre las culturas ancestrales y las actuales, se ven algunos rituales religiosos tanto de oriente como de occidente en los cuales se puede identificar el uso trasversal de algunos elementos que al parecer propician un ambiente espiritual, tal es el caso de riegos, sahumerios y la utilización de libros guías; la palabra también se identifica en esta primera etapa del documental en el ejercicio de estos actos de espiritualidad, es como si el imaginario de espiritualidad superior diera por revelación o presunción a las diferentes culturas del mundo el conocimiento del poder de la palabra en sus diferentes usos, bien sea en sentencias, en cantos o predicaciones.
La imponencia de la creación de Dios desconoce el sectarismo de la mentalidad humana y se ve reflejado en que el sol, el agua y los animales no distinguen corrección o transgresión y se brindan incondicionalmente a un círculo de eventos llamado vida; de lo cual surge inherentemente una pregunta ¿a dónde pretende llegar el ser humano al alterar ese ciclo natural? tomamos con gula todos los recursos naturales, como sí todo fuera enmarcado en el afán y la ansiedad, estos dos factores son el combustible del mercadeo en el mundo actual, este se ha encargado de alienar a tal punto el pensamiento, que para una persona habituada a la ciudad ya resulta tedioso ir a zonas rurales; el desarrollo es inherente a la condición humana, pero ¿a qué precio? ¿De qué manera?
El fin podría ser otro, tal vez, inclusive más fantástico y futurista si el recurso natural se le diera un manejo mesurado.
Al ver las escenas de las urbes se genera una fatiga increíble, toda la clasificación de sus individuos es por aspectos, hemos amarrado nuestras vidas a un atuendo, se ha permitido instaurar preceptos académicos en contra de quien no puede o no le interesa adquirirlos, es decir, la misma academia por inercia se ha convertido en elemento discriminatorio y excluyente; las fabricas parecen campos de concentración y no permiten al individuo vivir, si bien la labor es propia del desarrollo humano, en países en “vías de desarrollo” dicha labor no es menor a ocho horas en el mejor de los casos, gran parte de la humanidad está asentada en oriente y esa misma condición los lleva a ostentar una condición tan similar a la del esclavo; esencial alerta para los pueblos de occidente, los cuales aún en la mayoría no tienen el problema de hacinamiento tal como el de China y sin embargo ya sufren algunos fenómenos de deterioro en las condiciones básicas de vida.
La musicalización y los sonidos como la velocidad de reproducción de la película tanto de el inicio del documental como en el desarrollo de las escenas de ciudad tienen un ritmo diferente en torno a lo que se quiere resaltar por parte del realizador, pues sumado a la condición de pueblos ancestrales de lento proceder se suma una musicalización sosegada y un manejo de cámara con desplazamientos lentos, esto da como producto una sensación de relajación, totalmente diferente a las escenas de ciudad en donde tanto el sonido como la imagen se aceleran incrementando la sensación de fatiga, cabe resaltar el manejo audiovisual de la escena donde las personas están escarbando en la basura para encontrar algo que les pueda servir de alimento, en esta escena la música se torna enternecedora, los coros otorgan un semblante de desolación y la voz líder de la pieza transmite un refuerzo de desesperanza a la escena visual, que la verdad…el espectador queda al límite del cuestionamiento vital.
Parece que el ser humano tuviera todo un set de sonidos en el cerebro bien sea fundado por otros o inherente a si mismo, hay escenas que se ven soportadas con audio sugiriendo una exaltación a lo visual, es el caso de las tomas panorámicas a los aviones o a los posos petroleros acompañadas de bajos profundos y de gaitas escocesas, ofreciendo a la escena una solemnidad y semblante de poderío, tal vez superior al de la escena en sí.
Es desconcertante el paseo audiovisual del aparte del holocausto, las aproximaciones de la cámara, el simultáneo refuerzo de la intensidad en el sonido…el eco, el cual motiva la sensación de espacio o abandono, las voces con filtros reverberados y monosílabos cantados que se cuelan dentro de los escenarios como paseando el dolor y diciendo “si el diablo existe, éste paso por aquí”…en fin, otorga un semblante sombrío, sobrecogedor y de reflexión.
Las escenas de las ruinas narran el carácter etéreo y pasajero del ser humano en la condición corpórea y nos muestran que por más brillante que sea el fruto del trabajo de nuestras manos, también está sujeto al deterioro y posterior abandono.
Manifiesto es en el documental que todo lo que es, fue hecho de lo que no se veía y que el motor espiritual del ser humano es tan poderoso que daría para reorientar el caos en el cual nos ha sumido nuestros aciertos y garrafales errores; las escenas de las aguas o de las nubes nos recuerdan lo pequeños que somos y que si algo osamos tener en una similar dimensión, eso es nuestro espíritu, el cual ha dado para crear…tal cual a la imagen y semejanza del que nos dio vida, con la diferencia que el carácter de nuestra creación es notoriamente diferente.
Sorprende ver como se realzan algunos colores depende del lugar, las costumbres de higiene también son particulares y propias de cada cultura, la fijación con las formas traducida en arquitectura, el manejo de la luz en las construcciones, el manejo de la cámara para promover dimensiones no contempladas a primera vista, el efecto día noche en los diferentes escenarios, las estrellas…espectacular.
ALEJANDRO FORERO CUÉLLAR.